09-02-2012
Agentes de Policía Local de Cehegín alertaron en 2007 a una vecina de Cehegín, que estaba haciendo una fiesta, que superaba el nivel de ruido permitido, pero volvió a subir la música cuando la patrulla de policía local se marchó provocando la muerte de 3.000 perdices por "estrés acústico".
La agencia de noticias EFE informa que la Audiencia Provincial de Murcia ha dictado una sentencia en la que condena a una mujer a indemnizar con 25.216 euros a la propietaria de una granja de perdices rojas ubicada en Cehegín. ¿El motivo de esta pena? La fiesta que la condenada organizó en un paraje de esta localidad y que, tal y como relata la resolución, acabó o produjo daños importantes a 4.541 perdices. La causa no fue otra que el exceso de ruido de la celebración que causó "un estrés acústico" a los animales que muchos no pudieron soportar.
La fiesta que ha dado lugar a esta llamativa sentencia se celebró en verano, la noche del 3 de agosto de 2007. Los jueces consideran que a lo largo del proceso, y con la presentación de los informes elaborados por los peritos, se ha demostrado que el ruido procedente de la finca vecina a la granja, ubicadas ambas en el paraje de Cañada de las Ánimas, produjo la muerte de casi 1.900 perdices en la misma noche de los hechos. Asimismo, otros 1.290 ejemplares fallecieron en los días siguientes, como consecuencia de las enfermedades surgidas por los ruidos de la fiesta. Mientras que otros 1.379 "resultaron dañados e irrecuperables".
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Sonómetro de la Policía Local |
En contra de lo sostenido por la demandada, los jueces dicen que la mortalidad no se produjo como consecuencia de una tormenta ocurrida poco después de la fiesta ni tampoco por las altas temperaturas que registró la zona por aquellas fechas. La sentencia recoge igualmente que los agentes advirtieron a la denunciada que el volumen de la música superaba el tope legal, y comprobó que la misma accedió a bajarla. La lección que le habían dado los agentes no debió, sin embargo, de calarle mucho, dado que la sentencia asegura que la chica volvió a subir la música "diez minutos después".
El Juzgado de Primera Instancia de Caravaca de la Cruz, a la hora de fijar la indemnización que la denunciada debía pagar a la propietaria de la granja, E.P., evaluó las perdices muertas en seis euros por unidad, mientras que a cada ejemplar de las que resultaron dañadas le asignó un valor de cuatro euros.
La sentencia de la Audiencia Provincial mantiene la responsabilidad de la denunciada, L.B., pero rebaja la indemnización fijada inicialmente por el Juzgado de Primera Instancia de Caravaca de la Cruz, que se elevaba a 26.286 euros. Ahora, la Audiencia Provincial de Murcia ha rebajado la partida correspondiente a estas últimas al fijar un precio por unidad de tres euros porque si bien estas perdices sufrieron daños y no pudieron ser destinadas a la repoblación de los montes, que era lo previsto, sí fueron utilizadas como reproductoras.