Consejos para conducir con lluvia. Evitar el aquaplaning de su vehículo

22-11-2013

Con la llegada de la época de lluvias las condiciones de las vías empeoran, y desde Policía Local Cehegín queremos recordar a todos los conductores que las condiciones para la conducción ya no son tan favorables como lo eran en la época estival.

Son muchas las campañas que tratan de concienciar a los conductores sobre la conducción en lluvia. Como prueba de su peligrosidad, cabe destacar que siete de cada diez accidentes producidos con climatología adversa tienen lugar con lluvia (Fuente: DGT).

Las primeras gotas lluvias siempre empeoran las condiciones para la conducción, ya que la suciedad presente en el asfalto se combina con el agua formando una capa resbaladiza que limita las capacidades de adherencia de los vehículos. Este hecho, unido a una falta de concienciación, podría llegar a provocar situaciones de peligro en nuestra red de carreteras.

Un factor muy importante es el de la velocidad. Al conducir a un ritmo más lento existe una mayor superficie de contacto del neumático con el asfalto, lo que se traduce en una mejor tracción en caso de una frenada. En una carretera mojada la distancia de frenado se duplica con respecto a la distancia necesaria para frenar en una carretera seca, por lo tanto, necesariamente se debe aumentar la distancia de seguridad respecto al resto de vehículos que nos preceden.

Si no mantenemos una velocidad acorde a las circunstancias de la vía, se podría producir el efecto denominado “aquaplaning”. El aquaplaning se produce cuando el agua situada entre la superficie de la carretera y el neumático no puede ser desalojada por las acanaladuras o dibujo de la banda de rodadura de los mismos. Si este efecto tiene lugar, los neumáticos no son capaces de evacuar toda el agua que se encuentran, por lo que se deslizan sobre una fina película de agua, perdiendo así el contacto con el asfalto y poder de tracción, por lo que el coche podría llegar a ser ingobernable al no responder la dirección, el sistema de frenado, e incluso al acelerador.

Estas circunstancias obligan a los conductores a extremar las precauciones para evitar pérdidas de adherencia, pero hasta los más precavidos pueden verse sorprendidos por una pérdida tracción. La conducción sobre mojado exige a los conductores una gran suavidad en todas las maniobras (al acelerar, al frenar, al girar, etc.) ya que una maniobra brusca podría desencadenar en una pérdida de adherencia y por lo tanto situaciones que pongan en peligro nuestra vida o la de los demás.

Otro factor a tener en cuenta con lluvia es la disminución importante de visibilidad. En función de la intensidad de la lluvia, la visibilidad podría verse reducida drásticamente, al igual que sucede cuando un vehículo circula delante. En estas condiciones de lluvia, aunque sea ligera, es imprescindible encender el alumbrado adecuado.

Todo esto nos lleva a la conclusión de que además de un mantenimiento adecuado de nuestro vehículo, es de vital importancia aprender a tomar decisiones en situaciones de riesgo. Poder dirigir la trayectoria de nuestro coche, saber controlar deslizamientos imprevistos y evitar la realización de maniobras indebidas tales como pisar bruscamente los pedales o realizar cambios bruscos de dirección nos ayudarán a evitar o minimizar la mayoría de las situaciones de peligro.

fuente: INPENOR